K-pop y storytelling en conciertos: ¿por qué disfrutamos tanto la experiencia? – Parte 1

👽¡Saludos humanitx!👽

Estos días no he dormido nada bien 😔 pero admito que es mi propia culpa y no me arrepiento. Te seré sincera: he estado en muchas cosas, dentro y fuera de casa. El viernes antepasado me invitaron al karaoke por el cumpleaños de una amistad del trabajo, y el domingo antepasado fue premio doble: primero salí a ver la nueva peli de TRON con mi familia, y más tarde me reuní con una compañera del trabajo para ver el concierto del 20 aniversario de Super Junior en el Palacio de los Deportes.

¿Ya te cansaste de solo escucharlo? Yo sí, jejeje.

Mientras movía la cabeza al ritmo de la música en ese recinto que congregó a más de 20 mil habitantes de la Tierra, se reprodujo un video muy emotivo durante el segundo MENT. Era la historia de cómo una E.L.F. (el nombre del fandom de SuJu) creció con el grupo, pero las vueltas de la vida y sus nuevas responsabilidades la alejaron por largo tiempo de su grupo favorito. Sin embargo, al crecer, se reencuentra con sus memorias guardadas en una vieja caja, y de repente vuelve a sentirse como la muchachita que una vez fue, a la luz de los lightstick azules.

Si hay algo que disfruto enormemente de los conciertos de k-pop, es la increíble manera en que transforman un evento de gran magnitud en una experiencia inmersiva individual, en la que no solamente convergen la música y lxs fans: todo, desde los vestuarios, el orden de las pistas y los visuales te cuenta una historia.

En ese momento, me sentí vista como seguidora y como consumidora (porque sí, la música ahora se consume), aunque no haya conocido a Super Junior cuando debutaron. Y me puse a reflexionar sobre los mejores conciertos de kpop a los que he asistido. Todos ellos, desde el más “antiguo” al más reciente hilaban una narrativa propia del universo particular de cada artista o grupo.

Entonces mi cerebro en su modo marketero entendió que, de hecho, ese grupo de k-pop que marcó mi adolescencia (hablo del poderosísimo NCT, y en especial, de NCT Dream) no impactó tantísimo en mi vida por mera nostalgia juvenil: perduraron en mi vida y mi mundo porque yo me identifiqué con su storytelling.

El storytelling y los conciertos de k-pop

El storytelling es, en pocas palabras, “el arte de contar historias”, y lo encontramos en casi cualquier rama artística o creativa: desde literatura, artes escénicas, artes visuales y audiovisuales, cinematografía, música, moda…e incluso en la publicidad que ves de tu comida chatarra favorita.

Incluso si no eres taaan fan del kpop, seguramente algunx de tus artistas favoritxs de todos los tiempos tiene un álbum, una pintura, un libro, una película o una obra de arte que te impactó.

Por ejemplo, cuando yo iba en la secundaria, era súper fan de Avril Lavigne y de Simple Plan, dos artistas canadienses que compartían un concepto: ser las ovejas negras e incomprendidas de su rebaño: rebeldes y auténticxs. En el momento en que escribo esto, Taylor Swift lanzó su álbum “The Life of a Showgirl” con un concepto que hace hincapié en los contrastes del estilo de vida tan ajetreado que solían llevar las vedettes o bailarinas de los cabarets en el siglo XX. ESO es el storytelling: encontrar una manera de contarle a tu público una historia con la que quieres que conecte emocionalmente.

En occidente estamos acostumbrados a historias dramáticas, con un desarrollo un tanto rápido (fast-paced), un nudo o conflicto muy claro, un clímax que crea gran tensión y, sobre todo, un desenlace claro y satisfactorio (ojo, no me refiero a finales felices, sino a finales que percibimos como coherentes y que no necesariamente requieren la inferencia de qué pasó después). Sin embargo, uno de los choques culturales más notorios que experimenté al consumir contenidos orientales es su preferencia por enfocarse en el desarrollo y los procesos, permitiendo que las emociones se construyan lentamente y dejando un poco de lado el final o el objetivo. ¡Ah, cuántos dramas con final abierto me han dejado insatisfecha!

Una vez que se comprende este principio, creo que es más sencillo navegar y apreciar las narrativas de Asia.

Entonces, mi otro gran choque cultural fueron los conciertos en vivo. En occidente (o al menos en México), las industrias musicales y del entretenimiento suelen poner su foco en el producto, que en este caso es la música, y su calidad. Los conciertos de artistas locales suelen constar de una estructura simple:

En el mundo del kpop, los conciertos no son meramente un showcase del producto musical: es parte fundamental de la experiencia de ser fan. Es común ver que un mismo artista cuente fragmentos o capítulos de una historia ligada a través de sus giras de conciertos, aunque no necesariamente siguiendo un orden cronológico.

El formato de conciertos también considera que el performance no es solo vocal: el artista, en mayoría de casos, también presenta una coreografía. La estructura es más o menos así:

Como podrás notar, esta estructura es cíclica y puede ajustarse al repertorio del artista o del evento.

El momento clave para hilar el storytelling del concierto o del artista con sus seguidores es la proyección de VCRs, pues al mostrarse material audiovisual inédito y creado específicamente para la gira de conciertos, el contenido de estos videos es flexible: he visto hero videos del solista o del grupo donde se nos cuenta su historia o se narra visualmente algún fragmento de su universo, videos más emocionales donde lxs fans son protagonistas y el artista les dedica un mensaje, videos para generar engagement donde el artista entretiene al público mediante retos o actividades interactivas, e incluso videos meramente estéticos pero que refuerzan el concepto particular del artista.

En ocasiones, este storytelling es tan efectivo que los asistentes casuales del concierto comienzan a seguir al artista, lo cual impacta positivamente en la conversión de seguidores.

Otra cosa maravillosa de los conciertos de k-pop es el alto grado de interacción que hay entre fans con otrxs fans: un ejemplo es la creación y organización de fanprojects PARA el artista DE sus fans: puede ser que le canten una canción, que le escriban un mensaje con las luces de sus lightsticks, le proyecten un video, le hagan un regalo, y un largo etcétera. El vínculo idol – fan deja de ser unilateral, y ahora el fandom es quien ofrece algo a su artista.

No obstante, hay que mencionar algo: si bien el storytelling del concierto bien ejecutado puede bastar por sí solo para convertir seguidores, requiere de mayor profundidad y desarrollo para que esa conversión se transforme en fidelización. Un buen storytelling estratégico, construido a lo largo de varios álbumes, varias canciones y/o videos musicales y varias giras de conciertos suele ser muy efectivo para convertir a unx fan u oyente casual en unx superfan. Y es mucho más probable que unx superfan acompañe al artista en el largo plazo, pues se identifica con la historia que cuenta al mundo.

Por supuesto, tengo muuucho más que decir sobre este tema, pero el post quedaría larguísimo, así que tendrás una segunda parte muy pronto 😉 . Así que no comas ansias y dime, ¿qué opinas’ ¿qué has observado como espectadorx en los eventos masivos que te ha llamado la atención?

¡Nos leemos pronto!

Con cariño,

Alian. Un alien curioso, un alien de ciudad.


Fuentes de consulta


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