¡Hey, habitante de la Tierra!🌎
¿Cómo ha ido tu semana?
Por mi lado, debo decir que estoy haciendo mi mejor esfuerzo por publicar de manera constante en este blog y en Instagram (que por cierto, es @unaliencurioso)👀. La verdad, no es tan sencillo. Sigo atravesando el proceso de encontrar mi ritmo, pero no dudes en que seguiré aquí compartiéndote las trivialidades de mi universo curioso.
Ahora que el cambio ya ha tocado a mi puerta y hecho de las suyas, puedo contarte lo que me tenía intrigada hace una semana: mi primer jefe se abrió paso por otro camino. Para mí fueron múltiples emociones encontradas, porque trabajamos juntos por casi un año entero y entramos a esta chamba con un día de diferencia. Más que un jefe, me parece que hice un amigo y me siento muy agradecida por todo lo que pude aprender con su guía. Sé que le irá increíblemente bien 😀 y esto no significa que la amistad haya terminado, ¿verdad?
Sin embargo, como dice Nanny McPhee, “cuando me quieran, pero ya no me necesiten, me tendré que ir“.
En mi mundo las sincronicidades son cosa del diario, y resultó irónico que, mientras yo anunciaba a mis amigxs y compañerxs el comienzo de este pequeño blog de rarezas, él anunciaba su retirada. Creo que ése fue el momento exacto en que se cerró un ciclo para iniciar uno nuevo. Uno en el que tendré que avanzar por mi cuenta durante un tiempo. Lanzarme al vacío, dar un salto de fe, como suelo hacerlo cuando mi corazón me dice que me voy a arrepentir más tarde si no lo intento.


De cualquier forma, su partida me entristeció por algún tiempo. Es muy extraño llegar a mi escritorio en la mañana y ver que ese lugar está vacío.
No obstante, no deseo que mis sentimientos hacia este nuevo recuerdo sean negativos; por eso decidí tomarme un respiro. Se me presentó la oportunidad de ir de paseo en un tour de un día hacia Nanacamilpa, Tlaxcala, para apreciar lo último de la temporada de luciérnagas. Me hizo ilusión, porque había querido verlas desde hace largo tiempo, y pensé que sería una linda manera de sentirme a mí misma rodeada de naturaleza. Una oportunidad para cumplirle el sueño a la Ilian adolescente, la más soñadora y espiritual. La que cree para ver en lugar de ver para creer.
Además, mi abuelo paterno era de Tlaxcala. No recuerdo exactamente de dónde, pero sé que nació en Tlaxcala (y comprobé que sí existe lol).
Fue un viaje agotador, pero valió toda la pena: visitamos la zona arqueológica de Tecoaque, degustamos comida local, miramos de primera mano el proceso de capar la planta de maguey para producir aguamiel y pulque, hicimos un ritual para pedir permiso al bosque de adentrarnos en él y, antes de visitar a las luciérnagas, probamos el sazón de doña Mari, embajadora gastronómica local.





Mis dos momentos preferidos fueron la comida de doña Mari, porque preparó unos tlacoyos de frijol con una salsa deliciosa (hace que me dé hambre otra vez de solo recordarla) y, por supuesto, el espectáculo de luciérnagas. ¡Mención honorífica para la visita al rancho de maguey con los tlachiqueros! Nunca había probado el aguamiel, y me gustó M U C H O.
Desafortunadamente la temporada de avistamiento ya casi termina y, para nuestra mala suerte, ese día no llovió, así que no salieron muchas luciernaguitas a saludar. Pero eso no le restó magia al momento. Me encantó sentir mi presencia en un bosque silencioso, bajo la luz de la fría Luna y las estrellas, mientras algunas luciérnagas danzaban en silencio. Me sentí muy real, muy humana, muy corpórea y a la vez ligera. Como en una de esas novelas fantásticas sobre hadas y duendes🌓.




El bosque me despierta un montón de sensaciones únicas, incluso si no visito con frecuencia. Me gusta mirar todo cubierto de verde al atardecer.
Quizá lo más complicado de todo fue el trayecto y la caminata, pues a la mañana siguiente ya me sentía toda adolorida, jeje. Aun así, el viaje, aunque corto, despejó mi mente y mis emociones. ¿Volvería a ver el espectáculo de luciérnagas? Sí, pero más temprano, antes de que termine junio.
Después de todo, se dice por ahí que somos una de las últimas generaciones que podrá ver luciérnagas😿; nos explicaron los guías de turistas que esto se debe a que su ciclo de vida es corto, y se encuentran en peligro de extinción.
Me encantaría explayarme más acerca de esta mini-aventura, pero me temo que mañana debo despertar temprano para regresar al maravilloso mundo del Godinato. ¡Estoy emocionada por seguir contándote y explorando curiosidades! Me pregunto, ¿cuál será el tema de esta semana?…
¡Nos leemos pronto!
Con cariño,
Alian. Un alien curioso, un alien de ciudad.



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